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Hoy decido quedarme aquí

Hace tantísimo tiempo que abrí este espacio que había olvidado que estaba. Son tantas las noches que he pasado escribiendo y  meditando sobre lo que me rodeaba, aprendiendo y haciendo mis días mas llevaderos ordenando mis ideas en forma de cuentos... dejando salir no solo mi mundo interior si no también una oleada de pensamientos haciendo mas liviana mi mente que he decidido ahora mismo que me quedo aquí. En un principio había pensado, esta misma mañana, en abrir otro espacio, pues no soy desde luego quien fui y por Dios, espero no serlo jamás, no por ser mala persona ni nada por el estilo, para nada... Pero mi versión actual es otra y me gusta muchísimo más. Había pensado empezar desde cero en algún sitio... y al encontrarme este sitio, que estaba ahí rezagado y olvidado... con tantas historias contadas y tantas reflexiones... que al entrar por sorpresa, ha sido como un abrazo. Este sitio se me ha abierto con los brazos abiertos y yo he decidido quedarme aquí. Como quien fui n
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Hay miradas... que hablan y dicen

Muchas veces hablamos de mirar algo con tanta frescura que se nos pasa por alto la importancia que tienen las miradas. No es lo mismo mirar que observar. Parece que el mirar es como más superficial, pero cuando miras puedes decir tantas cosas... Con el mirar está la mirada, ambos van de la mano. Hay miradas que con su luz hablan. Hay miradas tan penetrantes que pueden hacerte temblar, ya sea de deseo, ya sea de amor, ya sea de miedo o de todo junto. Hay miradas que desnudan y te provocan un calor sofocante subiendo espalda arriba, miradas que te hacen vibrar, miradas que vibran. También hay otras miradas que tapan. Hay miradas que te hacen vibrar. Otras que vibran contigo Hay miradas, que sin querer, confiesan secretos. Hay miradas que no pretenden serlo y miran de soslayo... siéndolo todo en secreto y otras que lo son todo de frente, sin tapujos. Miradas que se deshacen de amor. Miradas encantadas. Hay miradas tan llenas de sentimiento que lo dicen todo y hay miradas

Mis chancletas rosas

Yo no sé si es normal. Pero desde que soy madre, la barra de labios y los taconcitos han quedado en el olvido. No sé cómo ha ocurrido pero zapatos que me ponía y consideraba mis "asiduos" me parecen horriblemente incómodos. ¿Cómo puede ser que una cuñita de tres dedines hagan que me tambalee al andar? Se acabó el Tematacón. Bienvenidos los zapatos planos, y como me dé por un zapato, ese zapato parecerá cosido a mis pies, vaya que solo falta que me duche con ellos. Este es el caso de las "chancletas" (como dice mi abuela) rosas. Me las compré para ir a natación en las rebajas de Enero un montón de años atrás. Ya ves... un euro... No me las quito para nada, parecen parte de mi piel y esque me hacen sentir tan tan cómoda y tan fresquita que ¿para qué buscar más? Pues he de buscar otras, porque estas están empezando a morir, ya mismo podremos escribir en ella, porque está tomando el grososr de un folio, un agujerito incipiente en mi talón me está informando de q

El valor

Érase una vez un joven que acudió a un sabio en busca de ayuda. -Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo ganas de hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más? El maestro, sin mirarlo, le dijo: «Cuánto lo siento, muchacho. No puedo ayudarte, ya que debo resolver primero mi propio problema. Quizá después...». Y, haciendo una pausa, agregó: «Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar». -E... encantado, maestro -titubeó el joven, sintiendo que de nuevo era desvalorizado y sus necesidades postergados. -Bien -continuó el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo meñique de la mano izquierda y, dándoselo al muchacho, añadió-: Toma el caballo que está ahí fuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la may

Día de Reyes

  Había luces tenues detrás de la puerta, que parecía entreabierta y permanecí sentada en el escalón, ¿qué hacer? ¿entrar? ¿no entrar? Ya me habían dicho papá y mamá que a los Reyes Magos no se los podía molestar mientras estaban trabajando. Escuché sus risas y el chocar de las copas, eso era perfecto porque debajo del árbol les había dejado unas copitas con una botella de vino. Mi papi me aconsejó cuál dejarles y, como nunca se equivoca, pues ahí se la dejé, con caramelos de la cabalgata y un barreño con agua para los camellos. Me volví a la cama muy nerviosa. "Están en mi salón" sólo pensaba que estaban conmigo y no les podía hablar para decirles que el caramelo que había cogido para Peter y me había comido yo había sido sin querer, que he sido muy buena, ¡no quiero carbón!. El nerviosismo se iba apoderando de mí poco a poco y decidí intentar dormirme, así llegaría antes la mañana y de ese modo jugaría antes. No pude dormir. Así que empecé a contar, UNO, DO

Volver atrás

Tenía la sensación de haber escuchado tantas veces esa canción ...  que podía transportarme a aquella época en que todo importaba y nada era importante. Aquel curso 1996-1997. Ya se sabe que la adolescencia es una etapa dificil, pero también puede llegar a ser preciosa. Concretamente aquel curso estuvo lleno de momentos preciosos. Poco a poco va pasando el tiempo y nos vamos llenando de prejuicios y de idealismos estúpidos para, algunas veces, convertirnos en alguien completamente diferentes a quien fuiste aquella vez, aquel año maravilloso en que todo parecía importar tanto como para atesorarlo en una cajita del tiempo.