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Cómo pasa el tiempo

El pastel estaba en el horno, menos mal, porque mi nieta me lo había pedido y no quería defraudarla, al fin y al cabo, la pobre no más viene dos veces al año, y yo la veo poco, pero sólo con verla sonreir un poco ya me siento feliz.

Recuerdo aquel día de primavera en que, como por arte de magia empezó a andar, casi me echo al suelo para ayudarla, pero no lo hice, fue sabia mi decisión.

Un pie, otro pie... ¡un milagro! su primer paso.... ella ignoraba que detrás de aaquellos pasos iban a ir millones de ellos, pasos para andar, pasos para llegar a una meta, pasos para evolucionar en la vida... uno detrás de otro...

Es curioso, iba en busca de mi pastel. Desde pequeña lo pide, siente predilección por él. Somos curiosos los seres humanos, somos diferentes... yo amaba las aceitunas y ella los-mis pasteles...

Es increible cómo pasa el tiempo.

Viene para contarme que se casa... qué alegría.

Sólo me queda desear que sea feliz.

Comentarios

Rebeca Gonzalo ha dicho que…
Cuentas toda una vida en pocas líneas, trazadas desde la memoria caríñosa de una abuela que se desvive por su nieta... Sencillo pero bonito.
MdH ha dicho que…
muchas gracias Sechat... has encontrado quizás el sentido del relato. Los abuelos se acuerdan de todo, y siempre desde el lado del cariño

Saludos
Cathy Pazos ha dicho que…
Muy lindo tu pequeño relato y es cierto el tiempo pasa y muchas veces sin darnos cuenta..
Óscar Sejas ha dicho que…
El tiempo pasa y es inevitable hacerse mayor y crecer.

Lo bonito es crecer sin olvidar lo que fuimos, a donde vamos y las promesas que algún día nos hicimos.

Un saludo
MdH ha dicho que…
Muchas gracias, me gusta que os gute mi relato... me animais mucho a seguir escribiendo

saludos

Maria
Pedro ha dicho que…
¡Ais! Los recuerdos, si es que la vida pasa volando, pero en lo q0eu vuela los pequeños detalles como los pasteles o las aceitunas los que hacen que merezca la pena. Bonita historia.


Un saludo,


Pedro.

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