¿Quieres morir?
Esa frase la atormentaba cada noche.
Añoraba su cama azul, con sus sabanas azules, su cuarto azul y cortinas azules... todo era azul, toda su vida iba encaminada en busca de su principe azul, puesto que había leido miles de historias en las que las heroinas acababan sumidas en una historia de amor reconocido, los amantes era buenos hombres ricos , jóvenes y maravillosos.
Cuán es su sorpresa cuando se entera que en la vida real las cosas no funcionana así. La gente es mala y buena, no hay nadie tan rotundamente malo como las brujas de los cuentos, ni tan rematadamente buena como cualquiera de las princesas suertudas que se llevan a los principe que todas quieren. Nadie tiene un hada madrina que las saque de los apuros, hoy en día lo que se tienen son enchufes.
La habían raptado, y si quería vivir, debía colaborar. Toda su fortaleza había sido asaltada por unos ladrones, sólo querían dinero, aparentemente nada más querían cobrar una suma de dinero y salir del pais. Pero no había colaboración, Margarita hacía lo que podía, estaba tranquila, una tranquilidad rara, puesto dentro de la tensión, pensaba que todo iba a salir bien, hasta que le dijeron que su vida estaba en peligro... ¿Quieres morir? ... una vez no más lo dijeron, y una vez y otra más se repetía esa pregunta en la cabeza de nuestra protagonista.
Las comidas no tenían ningún sabor, y el agua era del grifo. Estaba desnutrida. A penas comía, a penas dormía... todo era una desesperación. Dentro de aquellas paredes, grises, oscuras, llenas de pensamientos oscuros de desesperación, ¿cuántas personas habrían pasado por allí?
Y la cooperación no dependía de ella. Ella no más debía suplicar. Suplicaba y suplicaba sintiendo que Dios se había olvidado de ella.
Un día la sacaron de su escondite y vio la luz del sol, una medio sonrisa le salió de la comisura de los labios que estaba manchada de sangre a causa de una bofetada recibida esa misma mañana. Fue su último día. A plena luz, fue ejecutada sin miramientos.
La familia de Margarita aun pide justicia por esos bandidos, le quitaron su niña, su vida... Se lo quietaron todo. Ellos aun siguen sueltos. Para seguir maltratando muchachas, para seguir matando...
¿Dónde está la justicia?
Esa frase la atormentaba cada noche.
Añoraba su cama azul, con sus sabanas azules, su cuarto azul y cortinas azules... todo era azul, toda su vida iba encaminada en busca de su principe azul, puesto que había leido miles de historias en las que las heroinas acababan sumidas en una historia de amor reconocido, los amantes era buenos hombres ricos , jóvenes y maravillosos.
Cuán es su sorpresa cuando se entera que en la vida real las cosas no funcionana así. La gente es mala y buena, no hay nadie tan rotundamente malo como las brujas de los cuentos, ni tan rematadamente buena como cualquiera de las princesas suertudas que se llevan a los principe que todas quieren. Nadie tiene un hada madrina que las saque de los apuros, hoy en día lo que se tienen son enchufes.
La habían raptado, y si quería vivir, debía colaborar. Toda su fortaleza había sido asaltada por unos ladrones, sólo querían dinero, aparentemente nada más querían cobrar una suma de dinero y salir del pais. Pero no había colaboración, Margarita hacía lo que podía, estaba tranquila, una tranquilidad rara, puesto dentro de la tensión, pensaba que todo iba a salir bien, hasta que le dijeron que su vida estaba en peligro... ¿Quieres morir? ... una vez no más lo dijeron, y una vez y otra más se repetía esa pregunta en la cabeza de nuestra protagonista.
Las comidas no tenían ningún sabor, y el agua era del grifo. Estaba desnutrida. A penas comía, a penas dormía... todo era una desesperación. Dentro de aquellas paredes, grises, oscuras, llenas de pensamientos oscuros de desesperación, ¿cuántas personas habrían pasado por allí?
Y la cooperación no dependía de ella. Ella no más debía suplicar. Suplicaba y suplicaba sintiendo que Dios se había olvidado de ella.
Un día la sacaron de su escondite y vio la luz del sol, una medio sonrisa le salió de la comisura de los labios que estaba manchada de sangre a causa de una bofetada recibida esa misma mañana. Fue su último día. A plena luz, fue ejecutada sin miramientos.
La familia de Margarita aun pide justicia por esos bandidos, le quitaron su niña, su vida... Se lo quietaron todo. Ellos aun siguen sueltos. Para seguir maltratando muchachas, para seguir matando...
¿Dónde está la justicia?
Comentarios
Un tema sensible, la verdad, y crudo. Hay una frase en la que parece que la prota en ese momento es anoréxica (otro tema crudo), pero al final vuelve a sacar la miseria más miserable de algunos de mis congéneres (los más miserables).
Un saludo