Hasta el día 25 de este mes, hay una exposición de Joaquín Sorolla en mi ciudad... Málaga... ciudad maravillosa... llena de historia, seguro que hay otros sitios con más historia, a mí me da igual, porque mi ciudad me encanta.
Bueno, lo que decía, nuestro amigo Joaquín (Sorolla) es el protagonista del museo contemporáneo en estos días, y he de decir que he tenido el placer de ir, y cada cuadro, es una maravilla, tan lleno de color, tan lleno de expresión...
Joaquín quedó huérfano a los dos añitos de edad y junto con su hermana se fue a vivir con su tía, hermana de su madre.
Como buena familia intentaron enseñarle un oficio, el de cerrajero... Pero fue para nada. Todo en vano porque al Señorito que gustaba muchísimo pintar, esta era su profesión nata. Estaba hecho para esto, y acertó.
Él empezó a estudiar en la Escuela Normal Superior y aquí pues le aconsejaron que también y por qué no, se matricularse en las clases nocturnas de dibujo en la Escuela de Artesanos. Lo hizo y le diero al año, una caja de pinturas y un diploma como premio por su dedicación.
Después, en el mismo año ingresó en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos a la par que trabajaba en el taller de su tío, el cual estudió junto a pintores como Manuel Matoses, Benlliure o Guadalajara.
Fue aquí donde conoció al que en el futuro iba a ser su cuñado, Juan Antonio García, hermano de Clotilde García... el amor de su vida, con quien se casó e imagino sería feliz
Cuando terminó de estudiar, cien años antes de mi nacimiento, en 1881, empezó a enviar sus cuadros a los concursos provnciales, nacionales... el muchacho se movió bastante, como hay que hacer.
Con la presentación de sus cuadros, le dieron una beca para que viajara a Italia y conociera a pintores importantes del moement y aprendiera otras técnicas, y otras cosas que pintar, otras temáticas, de esta forma se hacía rico, igual que un escritor al leer, el se hacía rico a ver.
El resultado fue este;
Si nos fijamos, no huye de ningún detalle, está todo y todo es protagonista de la escena, la cesta, la mantita escondida... las caras es lo que más me gustan.
Las caras en los cuadros de la Feria de Sevilla, por ejemplo, no están bien debinidas en la pintura, pero al alejarte, Madre mía, no falta nada, "son caras pero no lo son"... sí sí.. complicado, pero de cerca no son caras completas, y sin embargo d elejos, son caras, sin falta de detalles, las sonbras de los ojos, la expresión ¡tienen expresión!... si miras la cara a alguien en los cuadros de Joaquín, puedes ponerle una personalidad, a esos ojos, esos labios... es maravilla, y nosotros tenemos la gran fortuna de tenerlo aquí, y es genial, la verdad.
Dejando las caras atrás, las ropas también van muy detalladas, las posturas, los colores... ¡ay con los colores!
Son muy llamativos, Joaquín, pintaba con colores muy llamativos, porque amaba la vida, y la dibujaba tal y como la veia... luminosa y multicolor.
A este hombre lo movía la pintura, vivía por ella... pero un dia murió, en 1923 después de que le diera una hemiplejía.
Imagino que sería bueno y de buen corazón, desde luego, sus cadros son sublimes.
Recomiendo ir a la exposición
Saludos
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