Se le olvidó la contraseña y no pudo acceder a la información, tenía que leer el mail que le completara aquello que sabía. Para ella, era muy importante; esa parte de la historia que jamás le contaron era de suma importancia por eso, porque no se la contaron nunca, y su tranquilidad dependía en gran medida de ello.
Pasó el tiempo, y un nudo en el estómago iba instalándose muy poco a poco de tal forma que no la dejaba dormir ni comer.
Un día en la mañana, Julia apareció en la cocina; el conjunto ojos y nariz rojos y cara amarillenta llamó la atención de su madre, que aunque ella no lo había advertido, la iba vigilando días atrás porque intuía su mal estado. Llegados a este extremo, no pudo evitar hablar con ella.
- Julita, ¿qué te está pasando? llevo unos días observando que no andas muy bien, no quieres hablar, siempre de mal humor... tú no eres así.
- Nada, no me pasa nada- decía Julia muy azorada, disimulando y haciendo como la que estaba perfectamente.
- Ya.. pero tú no eres así
- Mamá... te he dicho que nada, será el otoño, no te preocupes.
Le preguntó de mil y una formas, pero ella no podía revelar el motivo de su angustia puesto que sabía no tenía sentido y que en el fondo era una tontería, aunque para ella lo constituía todo.
Muchas veces se sentaba a llorar, y sabía que aquello, hablando, se arreglaría; todo era cuestión de hablar, pero tenía demasiado miedo de estropearlo todo, tenía miedo a que Álvaro la mandara a paseo.
Esa noche, se sentó en su baúl al lado de la ventana, en posición de pensar, como le decía su hermana; medio tumbada, con la mirada perdida y con la mente llena de pensamientos, tratando de ordenarlos uno por uno.
Cierto es, que es una lástima que Julia entrara en este estado, puesto que aquella noche era preciosa... imaginaos una noche de Septiembre, con luna nueva, cielo estrellado, brisa fresquita y un dulce olor a dama de noche mezclado con jazmín... maravilloso...
Alguien un buen día dijo:
"Si lloras porque no puedes ver el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas"
Y esto le pasó a Julia, no vió más allá, se perdió la noche estrellada e inmersa en su desasosiego olvidó el tiempo, la vida, y esta seguía corriendo...
Mientras tanto, Álvaro andaba buscando la manera de hablarle a Julia, hacía días que no la reconocía, estaba huraña, triste e incluso la había visto llorar, y no sabía el porqué, esa sensación se le hacía muy pesada. No entendía nada. Pensaba qué había podido hacer y lo único que pudo encontrar extraño fue que salió a correr la tarde del pasado lunes. Suele salir con ella, pero aquella tarde, Julia tenía que estudiar, por tanto fue solo... nada extraño... bueno... se encontró con Ernesto y quedaron en verse un día, estaban en contacto... ¿y bien?. Si analizaba más profundamente, aquel encuentro no se lo comentó, pero no era importante. No tenía importancia.
Julia pensaba en el motivo de aquel secreto, ¿por qué no le había comentado que saldría con Ernesto? y la manera en que se enteró de la "salida secreta". Se encontró con Luisa, novia de Ernesto, quien le dijo que los chicos habían quedado la noche siguiente. Y...¿por qué ella no lo sabía? ¿acaso irían a un sitio prohibido? ¿acaso quedarían con otra gente? (no les pegaba, no eran así)... y siguió atormentándose de aquella manera y dejando pasar una noche estrellada.
No oía el teléfono móvil, una llamada al fijo la sobresaltó, era Álvaro. Empezó a temblar, se le secó la garganta, no articulaba palabra, había imaginado muchas cosas, y estaba muy enfadada.
- Hola mi vida, ¿qué tal estás?- Preguntó Álvaro preocupado y un poco asustado por lo que le pudiera seguir, también temblaba.
- Muy bien, gracias- Respuesta de Julia seca, sin emotividad y con un ligero tono de molestia.
- Ya que no me lo dices, he de preguntartelo otra vez, ¿cómo estás? Dime qué pasa, por favor, me vuelvo loco- más alarmado aun preguntó Álvaro. Julia empezó a ladrar...
-¿Por qué no me has dicho que mañana sales? ¿vas con más gente que no quieres que conozca? ¿te vas lejos? ¿pero tú a qué juegas?
Álvaro no daba crédito a sus oidos... total, que se trataba de aquello... pero si no tenía importancia... ¿cómo lo sabía?... Pero si nunca le ocultaba nada importante...
- Pero vamos a ver, Julia... ¿qué me dices? pero si es Ernesto, no pasa nada... no te lo conté porque no lo creía importante, pero no hay más... no hay más que un café... por favor, de verdad me ves capaz de...
Y así siguieron un rato más, Julia se dió cuenta de que había estado perdiendo el tiempo, de que había hecho el ridículo porque había desconfiado de Álvaro, de que el mejor camino siempre es la comunicación, y el respeto hacia aquel que siempre te lo ha mostrado, siempre te ha mostrado que lo que siente es verdadero y no hay motivos para desconfiar.
Y esto, desgraciadamente, nos pasa alguna vez a las personas. Por una palabra mal escuchada, o una situación mal entendida, distorsionamos los pensamientos y nos creamos unas situaciones paralelas que son ficticias, no son reales y nos hacen perder la visión bonita de las cosas, de la vida, el cielo estrellado.
Siempre, la alternativa a distorisonar la realidad por un mal entendido es la comunicación, ¿no crees?
Pasó el tiempo, y un nudo en el estómago iba instalándose muy poco a poco de tal forma que no la dejaba dormir ni comer.
Un día en la mañana, Julia apareció en la cocina; el conjunto ojos y nariz rojos y cara amarillenta llamó la atención de su madre, que aunque ella no lo había advertido, la iba vigilando días atrás porque intuía su mal estado. Llegados a este extremo, no pudo evitar hablar con ella.
- Julita, ¿qué te está pasando? llevo unos días observando que no andas muy bien, no quieres hablar, siempre de mal humor... tú no eres así.
- Nada, no me pasa nada- decía Julia muy azorada, disimulando y haciendo como la que estaba perfectamente.
- Ya.. pero tú no eres así
- Mamá... te he dicho que nada, será el otoño, no te preocupes.
Le preguntó de mil y una formas, pero ella no podía revelar el motivo de su angustia puesto que sabía no tenía sentido y que en el fondo era una tontería, aunque para ella lo constituía todo.
Muchas veces se sentaba a llorar, y sabía que aquello, hablando, se arreglaría; todo era cuestión de hablar, pero tenía demasiado miedo de estropearlo todo, tenía miedo a que Álvaro la mandara a paseo.
Esa noche, se sentó en su baúl al lado de la ventana, en posición de pensar, como le decía su hermana; medio tumbada, con la mirada perdida y con la mente llena de pensamientos, tratando de ordenarlos uno por uno.
Cierto es, que es una lástima que Julia entrara en este estado, puesto que aquella noche era preciosa... imaginaos una noche de Septiembre, con luna nueva, cielo estrellado, brisa fresquita y un dulce olor a dama de noche mezclado con jazmín... maravilloso...
Alguien un buen día dijo:
"Si lloras porque no puedes ver el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas"
Y esto le pasó a Julia, no vió más allá, se perdió la noche estrellada e inmersa en su desasosiego olvidó el tiempo, la vida, y esta seguía corriendo...
Mientras tanto, Álvaro andaba buscando la manera de hablarle a Julia, hacía días que no la reconocía, estaba huraña, triste e incluso la había visto llorar, y no sabía el porqué, esa sensación se le hacía muy pesada. No entendía nada. Pensaba qué había podido hacer y lo único que pudo encontrar extraño fue que salió a correr la tarde del pasado lunes. Suele salir con ella, pero aquella tarde, Julia tenía que estudiar, por tanto fue solo... nada extraño... bueno... se encontró con Ernesto y quedaron en verse un día, estaban en contacto... ¿y bien?. Si analizaba más profundamente, aquel encuentro no se lo comentó, pero no era importante. No tenía importancia.
Julia pensaba en el motivo de aquel secreto, ¿por qué no le había comentado que saldría con Ernesto? y la manera en que se enteró de la "salida secreta". Se encontró con Luisa, novia de Ernesto, quien le dijo que los chicos habían quedado la noche siguiente. Y...¿por qué ella no lo sabía? ¿acaso irían a un sitio prohibido? ¿acaso quedarían con otra gente? (no les pegaba, no eran así)... y siguió atormentándose de aquella manera y dejando pasar una noche estrellada.
No oía el teléfono móvil, una llamada al fijo la sobresaltó, era Álvaro. Empezó a temblar, se le secó la garganta, no articulaba palabra, había imaginado muchas cosas, y estaba muy enfadada.
- Hola mi vida, ¿qué tal estás?- Preguntó Álvaro preocupado y un poco asustado por lo que le pudiera seguir, también temblaba.
- Muy bien, gracias- Respuesta de Julia seca, sin emotividad y con un ligero tono de molestia.
- Ya que no me lo dices, he de preguntartelo otra vez, ¿cómo estás? Dime qué pasa, por favor, me vuelvo loco- más alarmado aun preguntó Álvaro. Julia empezó a ladrar...
-¿Por qué no me has dicho que mañana sales? ¿vas con más gente que no quieres que conozca? ¿te vas lejos? ¿pero tú a qué juegas?
Álvaro no daba crédito a sus oidos... total, que se trataba de aquello... pero si no tenía importancia... ¿cómo lo sabía?... Pero si nunca le ocultaba nada importante...
- Pero vamos a ver, Julia... ¿qué me dices? pero si es Ernesto, no pasa nada... no te lo conté porque no lo creía importante, pero no hay más... no hay más que un café... por favor, de verdad me ves capaz de...
Y así siguieron un rato más, Julia se dió cuenta de que había estado perdiendo el tiempo, de que había hecho el ridículo porque había desconfiado de Álvaro, de que el mejor camino siempre es la comunicación, y el respeto hacia aquel que siempre te lo ha mostrado, siempre te ha mostrado que lo que siente es verdadero y no hay motivos para desconfiar.
Y esto, desgraciadamente, nos pasa alguna vez a las personas. Por una palabra mal escuchada, o una situación mal entendida, distorsionamos los pensamientos y nos creamos unas situaciones paralelas que son ficticias, no son reales y nos hacen perder la visión bonita de las cosas, de la vida, el cielo estrellado.
Siempre, la alternativa a distorisonar la realidad por un mal entendido es la comunicación, ¿no crees?
Comentarios
Es mágico esto de los blogs y una oportunidad para dejar memoria de nuestras cosas. Me gusta tu blog en el que vas "respirando" día a día.
A final de semana ya me lo habré leído todo y podré decirte más cosas.
Te agradezco que me hayas invitado a él porque de otro modo me lo habria perdido.
Muchas gracias y feliz día.
Prometeo
muchas gracias, espero que te guste y sea agradable. Sí, es mágico esto de los blogs... porque es como una ventana nueva...
un saludo
Malvi
Besos
P.D.: Enhorabuena por el blog, me gusta mucho su estética, es muy luminoso y muy cómodo de visualizar. Además nunca había visto esta plantilla, la verdad es que me gusta. Prometo visitarte siempre que pueda.
Y a tí Sechat, gracias también, por tu comentario tan lleno de apoyo (asi me he sentido) y por tu comentario.
Seguiré escribiendo, espero que sigais por aqui
besos
Bienvenida a Cuentacuentos y espero que a esta historia le sigan muchas mas.
Saludos!!
Buena manera de rescatar este tema!! ;)
Un saludo
Una bonita forma de transmitir un mensaje.
Un saludo,
Pedro.
¿para qué sabemos hablar si no?
saludos
Maria
La historia me ha recordado mucho a la canción de Platero y Tú "El roce de tu cuerpo".
Saludos desde la jungla :P
saludos
Maria