Érase una vez, un niño y una niña, que amaban la Naturaleza, pero ambos disfrutaban de ella de forma diferente. Él amaba correr saltar, escalar árboles... a ella le gustaba todo eso, pero amaba con devoción pasear, hablar con las plantas, charlar con el Sol y ayudar a algun animalillo, una actividad más tranquila. Sea como sea, la cuestión es que ambos eran felices en ella, y la trataban como un tesoro, un amor... la Naturaleza era su casa.
Un día de domingo en la mañana, la niña se puso un vestido nuevo, azul cielo, con manguitas de globo y un precioso delantal blanco, impecable quedó al terminar poniéndose unos zapatitos blancos de charol. Sumamos que su mamá le hizo dos trenzas como sólo ella sabía hacerlas, definitivamente Mika se sentía una princesa.
Julián, como era domingo, tenía obligación de ponerse sus pantalones de domingo grises cortos por la rodilla, una camisa roja y para que no cojiera frio un jersey de pico rojo, dejando el cuello de la camisa por fuera. Desconcertaba lo bueno y tranquilo que parecía con su pelito repeinado y aspecto angelical, cuando todos sabían que quieto no podía estar.
Un domingo como cualquier otro Mika y Julián fueron a misa. Un rayo de luz entraba en la iglesia, cegando a Julián, quien buscaba con mucha impaciencia a Mika, pues ella era quien lo sacaba de aquel aburrimiento insoportable que sienten los niños cuando no quieren estar en algún sitio...
Ellos preferían ir a jugar o estar escondidos en algún remoto escondite, creyendo que son mayores, sintiendo que son mayores... y sin serlo, y disfrutando de la niñez, y sonriéndole a la vida...y... miles de cosas más que sólo los niños son capaces de vivir mientras lo son.
Cuando Julián vio a Mika, pensó que perdía la respiración, un montón de emociones sintió en su estómago, las mariposas empezaron a volar dentro de todo su ser, temblaba... y quiso esconderse.
Mika... estaba tan bella... Julián sabía que Mika era guapa... pero ese día estaba más bella que nunca y se había percatado de ello. Sus mejillas se colorearon y su corazón lo impulsó al escondite. ¡Qué bella! sus ojos esmeralda brillaban, su nariz regordeta tan bonita, sus pequillas y los agujeritos que le salían en la cara al sonreír, sus trencitas... Mika era bella, y estaba enamorado en secreto de ella.
-¿Podría ir a pedirle matrimonio a su Papá?, ¡Jo! soy muy joven - pensaba Julián muy apenado pero él sabía que no imaginaba nada en su vida de adulto sin la presencia de Mika, Mika... ¿qué podría hacer sin ella?.
Ese mismo día, la Mamá de Mika se sentó con ella, y con mucho pesar en sus palabras le explicó que partirían para Colombia.
- ¿Dónde está Colombia?- preguntó ella imaginando que sería un sitio muy cercano y no tendría que despedirse de las palomas, el lago azul, el cielo... y, sobre todo, de Julián, esperaba que no tuviera que hacer eso... era su mayor compañero y además sospechaba que era de los amigos que se tiene para toda la vida.
Además todo ese mundo era su mundo y en ese momento y no quería salir de allí. Muy a su pesar, su Mamá le contó la gravedad de todo y no tenía escapatoria, tenían que irse por trabajo de su Papá, y punto, allí sería feliz también... aunque le costara creerlo Cuando Julián hizo un esfuerzo y respiró se acercó a ella en la iglesia, su corazón empezó a palpitar muy alto, su boca quedó seca, no sabía qué decir, no sabía qué pensar, aun así, veía en la cara de su amiga tristeza, y eso lo inquietaba.
Cuando se dio cuenta, estaba a su lado, como siempre dispuesto a hablar de lo de siempre... pero no le salían las palabras, un mal presentimiento sentía en el corazón, algo le decía que no iban las cosas muy bien. Mika estaba haciendo esfuerzos por no llorar, y cuando vio a Julián, no lo pudo aguantar más y se deshizo en llanto, ¿cómo se lo iba a decir?, lo iba a echar tanto de menos...
En su escondite preferido, el lado derecho del lago azul, se sentó con Julián y le contó todo, entre sollozos se despidieron y a la mañana siguiente Mika ya no estaba allí.Julián se veía solo, le faltaba algo, le faltaba la compañía de Mika, la alegría que ella le aportaba y lo feliz que lo hacía, todo estaba incompleto. Pasaron los años, y Julián la recordaba todos los días, veía su cara en sueños, jugaba con ella en sueños pero nada en la realidad, Mika se había ido y no sabía si la volvería a ver, es más, estaba seguro de que ya la había perdido, sólo viviría en su recuerdo en ese lugar.
Por otro lado Mika estaba sola en Colombia, no tenía muchas amistades y echaba de menos a Julián, su eterno amigo, y reconociéndolo bien, en lo más profundo era su amor secreto.
Después de un tiempo, ya Mika había crecido, y Julián también. Habían aprendido a escribir, a leer, a dibujar más cosas a parte de una casa y un pato... ahora eran mayores que abandonaban ese mundo tan repleto de cosas divertidas, los juegos, las horas de ensueño junto al lago, la niñez…y emprendieron un nuevo camino en la época del trabajar. Aun así, recordaban como de niños, Julián recordaba a Mika y Mika a Julián.
Así que un día, Mika quiso volver a ver sus refugios, escondites, sus casitas... ella quería volver al hogar que siempre la había acogido en sus sueños, en sus ratos libres pensando en aquello, siempre, incluso de mayor volvía volando a través del tiempo e imaginando su lago y a Julián. Reunió dinero y volvió a su hogar.
Todo estaba cambiado, todo era más pequeño o ella había crecido. Se veía desde una nueva dimensión un mundo de gigantes, ahora era un mundo normal. ¿Y Julián? ¿Dónde estaba? Se encaminó al lago y le pareció ver un muchacho rubito sentado en su sitio, al lado derecho del lago azul... había pasado tanto tiempo que era normal, aquel sitio lo podía disfrutar quien quisiera, pero no pudo evitar sentir un poco de rabia, al fin y al cabo ese lugar era muy importante para ella antaño.
¿Cuál fue su sorpresa cuando vio que era Julián?
Él había cambiado, también había crecido, sin embargo sentía que era el mismo. No sabía si correr hacia él y abrazarlo sin dejarlo escapar más, o mantenerse en la distancia y observarlo un poco más. Tenía que pensar. Tenía librada una guerra interior. Julián por su lado, estaba allí, inmerso en su pasado, cuidando lo que con tanto recelo habían construido juntos, su adorada Mika y él, tantas historias, guerras de doncellas y caballeros, dragones, mazmorras, reyes y reinas... escribiría un libro de ello.
Y tenía que hacer algo que le costaba profundamente, tenía que dar un paso hacia el futuro, sin mirar a un pasado que jamás volvería, tenía que despedirse de aquella magia, de su lugar preferido y un punto de encuentro con todo un pasado al que no podía-quería dejar... no era la primera vez que lo intentaba.
En el momento de la despedida de "su lugar" se cruzaron sus miradas, una punzada les agitó el estómago a los dos;
-No puede ser, ¿Mika?- pensaba Julián desechando la idea, era algo completamente imposible.
Pero Mika en su guerra interna, decidió que ganara el corazón y no pudo mantenerse por más tiempo escondida... se lanzó cuesta abajo hacia Julián, quien lo captó. Cuando Julián la reconoció, dio gracias a Dios por no haber hecho ese día la promesa, sus emociones eran demasiadas como para reaccionar y cuando se quiso dar cuenta... estaban abrazados, llorando y jurándose no separarse jamás.
Ahora volvía todo a su sitio, volvía a existir la magia para los dos. Pasó un año, y, desde aquel encuentro, no se volvieron a separar...
Un día como todos los demás, estaban tendidos en el césped del lado derecho del lago azul. Era la hora de hacer la comida, estaban pasándolo muy bien, hablando de escribir una novela contando su historia de amor... y entre juegos y chistes, Mika pensó que era el momento de irse a casa, hacía frío... se disponía a levantarse, y en un arranque de romanticismo, Julián preguntó;
- Y si... ¿secuestramos al sol?
- Tú haz lo que quieras, yo me voy a mi casa.
Comentarios
A por la semana que ganamos en Sevilla! ;)
Tu historia es muy bonita y tiene un final feliz. Pero, en todo caso si Mika y Julián no se hubiesen encontrado tendrían que aceptarlo y seguir cada uno por su lado con su vida.
Un besito volveré a leerte por aquí cuando tenga tiempo. Porque, estoy ocupadilla de momento y la verdad es que no tengo mucho tiempo de pasarme por aquí ni de escribir ni nada.
:)
Por cierto alma azul... sí que tienes razón la vida en sí es dura, llena de obstáculos pero como dicen algunos escritores, para ver el día hay que ver la noche... y si te fijas, las cosas son un poco de la manera que tú quieras que sean.
No te agobies, y sigue hacia delante, verás que las cosas cambian con el tiempo y se colocan en su sitio. Lloraremos, reiremos... cantaremos bailaremos... de todo. pero ante todo, VIVIREMOS... hay que luchar por ello.
Si Mika y Julián no se hubiesen reencontrado, sus vidas seguirían hacia delante, y si se hubieran reencontrado y ambos tuvieran una pareja... sentirían mariposas en su interior en secreto y seguirían sus vidas tal y como está en ese momento abandonando el pasado... un futuro así, no tendría sentido. Ya han rehecho sus vidas
un saludo y mil gracias a todos
Maria
Gracias por la invitación, de eso hace unos días pero aquí estoy. Me voy pero volveré, también enlacé tu blog.
Un abrazo,
C2ISLOV3
http://c2islov3.blogspot.com
Quizas si no se hubieran separado... mnunca sabrian si se amaban de verdad y si de verdad se neceistaban... todo es un misterio
¿no?
saludos y muchas gracias
un saludo ;)
Un abrazo pues, y q pases buena semani!
besos
Malvi