Aquel antiquísimo reloj de pared exhaló su último tic tac; el silencio se hizo insoportable, yo no sabía dónde mirar, porque todo me parecía tan extraño... tuve que salir fuera porque todas las paredes de aquella mansión, representaban lo que El tío Roberto era. Todo a mi alrededor era él, aunque mucho más sombrío de lo que yo lo recordaba.
Recuerdo que cuando íbamos a verlo, mis padres se relajaban en la piscina mientras Lina y yo jugábamos al escondite con él. Nos contaba los cuentos más bonitos de nuestra historia como niñas... y ahora todo se acabó.
Todo esto me hace pensar.
Hoy me han llamado porque van a repartir sus pertenencias, se están chillando en el rellano de la casa y no lo aguanto más, en el jardín se está mejor. Estoy sentada en nuestro rincón favorito.
En condiciones normales, sería un día idílico, una ligera brisa acaricia los árboles haciendo que sus ramas canten una extraña canción, los pájaros, las mariposas… sin embargo parece que todo esté apagado, observo que todo el ambiente está de luto.
La hierba sigue cuidadosamente cortada y un rastrillo junto a una pala insinúan que hay algo sin terminar. Cubo y rastrillo milimétricamente colocados uno junto al otro, sin importar el tiempo, sin importar nada... ahí estaba la esencia de mi tío...
Toda la vida que vivimos, los lazos que forjamos, las ilusiones que formulamos... ¿Vale la pena si al final morimos?
Yo pienso que mi tío por encima de todo, ha hecho lo correcto, nunca ha querido atajar para llegar a su cima, siempre hacia delante, despacito y ha conseguido mucho.
Me duele que estén algunos peleándose por sus bienes, por todo lo que él solo ha conseguido. Todo lo ha compartido y ahora se lo quieren repartir, es todo tan frio, es una lástima.
Yo me conformo con lo que él me ha dado, sus cuentos, sus muñecas de papiroflexia, sus cajitas con adornos ñoños porque éramos chicas, sus rincones, sus novelas... para mí mi tío me lo dio todo... no quiero nada material, tan sólo quiero su recuerdo.
Recuerdo que cuando íbamos a verlo, mis padres se relajaban en la piscina mientras Lina y yo jugábamos al escondite con él. Nos contaba los cuentos más bonitos de nuestra historia como niñas... y ahora todo se acabó.
Todo esto me hace pensar.
Hoy me han llamado porque van a repartir sus pertenencias, se están chillando en el rellano de la casa y no lo aguanto más, en el jardín se está mejor. Estoy sentada en nuestro rincón favorito.
En condiciones normales, sería un día idílico, una ligera brisa acaricia los árboles haciendo que sus ramas canten una extraña canción, los pájaros, las mariposas… sin embargo parece que todo esté apagado, observo que todo el ambiente está de luto.
La hierba sigue cuidadosamente cortada y un rastrillo junto a una pala insinúan que hay algo sin terminar. Cubo y rastrillo milimétricamente colocados uno junto al otro, sin importar el tiempo, sin importar nada... ahí estaba la esencia de mi tío...
Toda la vida que vivimos, los lazos que forjamos, las ilusiones que formulamos... ¿Vale la pena si al final morimos?
Yo pienso que mi tío por encima de todo, ha hecho lo correcto, nunca ha querido atajar para llegar a su cima, siempre hacia delante, despacito y ha conseguido mucho.
Me duele que estén algunos peleándose por sus bienes, por todo lo que él solo ha conseguido. Todo lo ha compartido y ahora se lo quieren repartir, es todo tan frio, es una lástima.
Yo me conformo con lo que él me ha dado, sus cuentos, sus muñecas de papiroflexia, sus cajitas con adornos ñoños porque éramos chicas, sus rincones, sus novelas... para mí mi tío me lo dio todo... no quiero nada material, tan sólo quiero su recuerdo.
Comentarios
Sechat lo ha reflejado bien, y de una forma u otra conservas esa naturalidad que acompaña a tus cuentos.
Y parece mentira por el sur pero se acerca el otoño!
besos
Malvi
Un beso