Pasó una hora y su hija vino a sacarla de la ensoñación;
Le dijo dulcemente mientras le agarraba la mano. Nora no entendía nada, no sentía nada, actuaba sin más.
"Un brazo, otro... una pierna, la otra... la blusa preferida de Mamá, los pantalones vaqueros... Si levantara la cabeza me diría que esta vestimenta no es la apropiada para morirse, si levantara la cabeza... si levantara la cabeza... Su anillo y una foto de todos nosotros, la bufanda mejor la dejamos... ya está, le pondré un poco de colorete"
Pensaba y pensaba para no pensar en lo que realmente le hacía daño. La muerte de su amiga, madre... de repente sintió un vacío inmenso, de repente se sintió tremendamente sola... la echaba de menos.
Cuando llegó el cura, Nora aun estaba en estado de shock, pensando y pensando cosas triviales.
- Mi madre está en su cuarto. No quiero ver cómo la meten en el ataúd, Raquel. Lo comprendes¿verdad?
Su hija, la comprendía porque ella imaginaba que estaría en la misma situación algún dia de estos. Así que lo apañó todo, el cura visitó a la difunta. Y posteriormente la llevaron al cementerio.
Entre tanto Nora pensaba sin parar. "Hay que comprar el pan, la leche en el supermercado de Lucía está más barata, y parece muy buena. Mamá dice que la leche del pueblo es la mejor... Mamá decía... Mamá.... Mañana tengo que comprar el regalo de cumpleaños de Andrés. Son muchos años... hay que ver, parece como si fuera ayer... Mamá fue la primera en enterarse..."
Nora se dio cuenta de que por mucho que lo intentara siempre acababa pensando en su Madre, de una forma, de otra... huía de un pensamiento que cada segundo se iba haciendo más y más hueco en su cabeza.
Estaba rendida y Raquel le aconsejó acostarse, Nora aceptó para reposar la cabeza un poco. Empezaba a dolerle pero no decía nada. No quería hacer ni decir nada que indicara su tristeza, no quería creerlo ni ella misma.
Se estaba convirtiendo en algo insostenible, y no se podía permitir ese bajón, tenía que estar ahí para su hija, para su marido.
Alguien le dijo un día que no luchara contra corriente... y, una vez en la cama, al refugio de la soledad, se dejó llevar.
Comenzó a relajarse, y sientió las manos de su madre que en sueños la acariciaba al tiempo que le decñia que la quería, que fuera fuerte. Con un beso se despidió y las lágrimas de Nora comenzaron a rodar. Una detrás de la otra sin descanso, salieron miles acompañadas de recuerdos, de sonrisas, de abrazos... Al final una cara sonriente de su madre que le aseguraba que jamás la iba a dejar sola, "siempre contigo" le decía desde la lejanía.
Nora durmió una siesta de dos horas, tras las cuales volvió a la realidad, siendo ahora una realidad más real, ya no huía de los pensamientos. Quería ser consciente de que así es la vida... y esque si luchamos contra corriente, jamás llegaremos a la gran Verdad de las cosas.
Comentarios
Gracias
un abrazo