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Leyendo las historias de kikas, me acuerdo de las mias... y cuando le voy a comentar, el comentario puede llegar a convertirse en una entrada mía... así que mejor la escribo aquí. Es más lógico. ¿o no?
Esta historia trata de la fe que puede llegar a tener una persona, una fe ciega ciega hasta tal punto en que todo lo cree.
Es el caso de una vela que mi abuela me encomendó recoger de casa de una amiga, esa vela venía encendida de vela en vela desde no más que Jerusalén, ¡inaudito! Entonces me hizo muchísimo hincapié en que tuviera cuidado de que no se apagara. Yo, como un poco molesta incluso, le dije que no tenía por qué preocuparse, que yo era de lo más competente.
Llego a la casa de la amiga de mi abuela, quien tenía la vela fuera de toda corriente y con sumo cuidado enciende con la misma llama una nueva vela. ¡qué bien! Me la pone en las manos y me la encomienda para que se la lleve en misión importante a mi abuela, para que la custodie y vele por ella pidiendo en sus oraciones por aquellos que ella ama, que los santos cuidarán de sus deseos.
Ante tanta solemnidad... ¿qué creéis que pasó al bajar yo las escaleras? PUES SÍ se me apagó la vela encendida con una llama que tenía su origen en el mismísimo Jerusalén. Tuve cuidado, pero se ve que no el suficiente... Además no me lo tomé muy en serio... tenía toda la pinta de que no era verdadera esa historia... Porque es casi imposible... al menos creo yo eso.
Así que hice lo siguiente, fui a un chino, compré una caja de cerillas, y antes de llamar a la puerta de mi abuela, la encendí.
Con cuidado y un poco de teatro se la entregué en la mano a mi abuela, quien con toda su fe y solemnidad (pobrecilla) la colocó en un pequeño altar que tenñia preparado. Desde entinces enciende una vela siempre con esa llama, la mantiene encendida creyendo que viene desde la llama primitiva desde Jerusalén... nunca sabrá, desde luego, que la vela tiene su origen más bien en la puerta de su casa, un segundo antes de que ella misma abriera su puerta.
a cambio, ella es feliz, rezando y pidiendo por aquellos que ella ama... ¿qué mal hace eso?
Comentarios
A no ser que tengas una ciber abuela, porque el Google lo carga el diablo
Por cierto, gracias por la mención, jejej, pero yo fé, fé, solo tengo fé en mí mismo
;-)